1. Edipo rey
La tragedia transcurre en Tebas, dónde el rey, Edipo rey, protagonista
de la historia, es clamado por los ciudadanos para que les ayude, porque
parece haber caído un maleficio en Tebas, la peste. El rey decide hacer
todo lo posible para solucionar este problema. Creonte, cuñado y gran
amigo de Edipo, cuando vuelve de Delcos, dónde ha ido para hablar con
los dioses, le cuenta que los dioses le han dicho que el asesino de
Layo, que hacia el final se sabe que es el padre de Edipo, debe ser
expulsado de Tebas o sino, tiene que ser asesinado. Edipo pretende
tomárselo “al pie de la letra” y empieza a buscar a este hombre e
intentar descubrir que pasó exactamente. Edipo profiere terribles
maldiciones contra el asesino desconocido. Aparece Tiresias, un anciano
ciego que ejerce como adivino y le explica que Edipo es el asesino de su
padre. El rey acusa a Tiresias de mentiroso, porque él tiene entendido
que sus padres son Pólibo, el corintio y Mérope. Los oráculos van
anunciando hechos que aumentan la confusión de Edipo, como que él es el
padre de sus hijos y, al mismo tiempo, hijo y esposo de su mujer. El rey
opina que debe ser una conspiración hacia él. Yocasta, esposa de Edipo,
dice que Layo no fue asesinado por unos ladrones según la gente dice,
sino que su propio hijo le mató. Lo que ninguno de los dos sabe es que
Yocasta es la madre biológica de Edipo. Yocasta se da cuenta que se ha
casado con su propio marido, y en la desesperación se ahorca. Lo que
realmente había pasado era que un mensajero le había entregado el hijo
de Yocasta y Layo, Edipo, a Pólibo, ya que no pudo cumplir las órdenes
de matar a la criatura. Edipo Rey, cuando ve que el oráculo se ha
cumplido, porque él mató a Layo sin saber quien era en realidad y se
casó con su propia madre. Edipo, como había implantado un castigo muy
severo para el asesino de Layo sin saber que era él mismo, decide
arrancarse los ojos y se condena al destierro. Así decide huir de Atenas
como los Oráculos habían suplicado.
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